Hablo de vos o de mí... Quien sabe..



Una mañana al despertar notó que sus párpados pesaban mucho, se esforzó para abrir los ojos y lo "medio-logró". 

Sintió que su cuerpo era de metal y el colchón un gran imán que no permitía que se incorporara. Cuando pudo ponerse de pié, intentó vestirse, pero la ropa parecía lastimar su piel, así que optó por quedarse en pijama. 

Intentó peinarse, pero era tan doloroso pasarse el peine que prefirió acomodar su pelo con los dedos, lo mínimo, para que no le doliera. 
Se miró al espejo y desconoció su rostro.

Por impulso abrió las cortinas pero al entrar el sol por la ventana parecía quemar sus retinas, entonces volvió a cerrarlas y permaneció en penumbras.

Le pesaba la soledad, aunque sabía que habían personas a su alrededor. Por momentos se sobresaltaba con algunas voces que no lograba descifrar qué decían.  

Así permaneció por algunas horas, en un ambiente que sentía hostil, con un cúmulo de pensamientos enredados con recuerdos. 

De pronto le invadió una sensación que no recordaba haber experimentado antes, tenue pero suficiente para salir del entumecimiento en el que parecía encontrarse.

Tomó una bocanada de aire, como quien creyendo ahogarse logra por fin salir a la superficie, sintió como sus pulmones se henchían y de su rostro emanó una tímida sonrisa. Ese era el final de una etapa sombría.

No supo por qué, pero supo que ya nada volvería a ser igual. Decidió casi por impulso aferrarse a esa tenue sensación que comenzó a multiplicarse con cada inhalación hasta tomar el control de sus emociones. 

Decidió ducharse y sintió como el agua recorría su cuerpo arrastrando el manto de penar que le cubría. Disfrutó cada gota que mojó su rostro mezclándose con alguna lagrima involuntaria. Al secarse, lo hizo con una de sus toallas habituales, pero ésta la acariciaba suavemente como el mas fino algodón. 

Al verse al espejo, esta vez, dibujó una grata sonrisa  y vio brillo en los ojos de un rostro que hace mucho no veía.

Se vistió y sintió tal comodidad, como si su ropa fuera una segunda piel. Abrió las cortinas y la calidez del sol envolvió su cuerpo como los brazos de la más dulce madre. 

De repente las voces que no lograba identificar comenzaron a decodificarse y pudo reconocer a una familia amorosa que siempre estuvo ahí, aguardando este momento...

Nunca supo definir esa sensación, pero cada vez que siente que sus parpados vuelven a pesar, acude a ella y respira a bocanadas para repetir el proceso.

Saludos cordiales!!

Brenda..

 

Comentarios

  1. Que las bocanadas de aire sigan restaurando, reseteado y reanimando el alma! Y que las experiencias nos ayuden a comprender que hay días como este que describis mi preciosa Brenda, pero que gracias a Dios todos los días no son iguales!

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    1. Así es Amiga... cada día es una nueva oportunidad de hacer mejor las cosas... Beso enorme!!

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  2. Guau! Otra escena de la realidad que nos ha tocado a muchos. Gracias por tus bellas palabras!!!

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    1. Gracias por leerme Eber querido!! todos atravesamos estas realidades en algún momento.. Besote..

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  3. son tan reales estas palabras, vivo en la etapa donde la piel duele y respirar pesa! pero añoro levantarme un día y que por fin todo sea claro de nuevo! Gracias porque leer esto es creer que existe una salida!
    Fer!

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